Habitualmente es una persona cercana la que invita un cigarillo y marca el inicio de una adicción. Las razones para comenzar a fumar son pertenecer al grupo o la mera curiosidad, pero a medida que pasa el tiempo éstas cambian.
De acuerdo a un estudio publicado en la revista de la American Academy of Child Adolescent Psychiatry, la nicotina es más adictiva que la cocaína. De hecho, el 80% de los adultos fumadores se hicieron adictos antes de los 18 años.
La dosis adictiva es variable, basta uno a dos cigarrillos, especialmente en los (ß borrar) menores de 18 años, ya que sus cerebros son más susceptibles en esta etapa del desarrollo. En Chile, el 29% de los jóvenes entre 12 y 18 años fuma (Conace 2000) y, al egresar del colegio, el 52% de los hombres y el 54% de las mujeres fuma periódicamente (Conace 2001).
Rápidamente, las personas notan que la nicotina les ayuda a enfrentar el cansancio, el nerviosismo, la falta de concentración, el enojo y la inseguridad. Por lo que el ritual de buscar, obtener y, finalmente, fumar un cigarrillo se convierte en un componente estructurado del (ß borrar esto) un comportamiento en muchas situaciones de la vida diaria (ß borrar) cotidiano.
Esto se debe a que el cuerpo demanda cada vez más enérgicamente la nicotina para aliviarse y sentirse capaz. Este acoplamiento conductual al hábito de fumar y la aparición de signos de deprivación dificultan enormemente dejar de fumar. |