Sueño
Desde
los seis meses al año un bebé necesita dormir 12 horas
durante la noche y dos siestas de alrededor de una hora en el día.
A los siete meses hacerlo dormir comienza a ser más difícil
ya que tiene la capacidad de permanecer despierto aunque esté
cansado. Es el momento de poner énfasis en los horarios y
hábitos, esto implica que la hora de dormir es siempre la
misma, que el bebé debe quedarse dormido solo en la cuna
y que si llora un poco durante la noche es bastante normal, no es
necesario ir a verlo. Sólo si el llanto se extiende, se puede
acudir y acariciarlo, pero no tomarlo en brazos.
Cuando
el bebé no se queda dormido solo, se puede probar un sistema
de chequeo, es decir, cerciorarse de que está bien cada vez
que llore, hacerle cariño y darle un beso, pero no tomarlo
en brazos. Alargar gradualmente el lapso de tiempo entre cada entrada
a la pieza. El niño sólo necesita saber que alguien
acudirá si le pasa algo, si se le toma en brazos interpretará
que el llanto es la mejor forma de lograrlo y lo hará habitualmente.
Lo más importante es ser constantes, porque por pequeños
que parezcan, los bebés saben qué pueden lograr. Es
posible que este método dé resultados después
de una semana, si no es así, la única forma de crear
una rutina, es seguir hasta que funcione.
La
luz de la pieza es un ítem en cuestión. Una leve lámpara
sirve para no caerse cuando se va a darle la leche o a mudarlo.
No es necesario dejarla prendida porque las guaguas no le temen
a la oscuridad. Entonces, al dejarles una luz encendida se les crea
el miedo.
Una
herramienta para facilitar el dormir y dar seguridad puede ser un
juguete o un tuto. Si al niño le gusta, es importante apoyarlo,
porque le servirá para dormirse en cualquier lugar, pero
antes es necesario comprobar que no sea duro, de bordes afilados,
no tenga cintas o cordeles peligrosos y que no haga ruido.

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