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Hipertensión arterial

El corazón impulsa la sangre a través de las arterias ejerciendo sobre ellas la presión necesaria para que circule.
La presión arterial está determinada por la cantidad de sangre que bombea el corazón y la resistencia que ofrecen las arterias a este flujo.

La presión sistólica es la presión máxima que se obtiene en cada contracción del corazón y la presión diastólica es la presión mínima durante la fase de relajación.

Presiones arteriales mantenidas sobre 140/90 mmHg, producen daño en las paredes internas de las arterias y esta lesión favorece la formación de placas de ateroma.

Una persona es hipertensa cuando su presión arterial habitual es superior a 140/90 mmHg. Las presiones arteriales sistólicas entre 130 y 140, y diastólicas entre 85 y 90 mmHg se consideran normales altas y deben ser controladas periódicamente.

Colesterol elevado

El colesterol es una sustancia grasa natural presente en todas las células del cuerpo y es fundamental para el normal funcionamiento del organismo.

Este compuesto se deposita en las arterias, estrechándolas.
Las lipoproteínas son las encargadas de transportar el colesterol y los triglicéridos a través de la sangre. Estas proteínas se sintetizan en el hígado y en el intestino.

Al porcentaje de colesterol que circula unido a la lipoproteína HDL se le llama colesterol bueno y al que circula unido al LDL es colesterol malo.

 HDL: Estas lipoproteínas se encargan de arrastrar el colesterol desde las arterias al hígado para que lo elimine, por lo tanto, protege al organismo de la acumulación en las células y las arterias.

 LDL: Estas lipoproteínas transportan el colesterol por todo el organismo y si se encuentran sobre los valores aceptables, permiten que se deposite en las arterias. Este complejo colesterol LDL se deriva de dietas ricas en grasas saturadas y colesterol.

E n cifras normales, el colesterol es imprescindible para el metabolismo de cualquier célula, sólo resulta peligroso si sus niveles sanguíneos se elevan.

Establecer una cifra normal es difícil, pero se sabe que las personas con nivel de colesterol en la sangre mayor a 240 mg/dl tienen doble riesgo de tener un infarto al miocardio que aquellas con niveles menores de 200 mg/dl.

Diabetes

La diabetes produce un aumento de la glucosa en la sangre, desencadenado por la incapacidad del organismo para producir suficiente insulina o responder a su acción adecuadamente.

Este estado de hiperglicemia produce una arteriosclerosis acelerada, lo que daña progresivamente los vasos sanguíneos.

Obesidad o sobrepeso

Este es un problema serio de salud y presenta un marcado incremento en el país.
Clásicamente, se ha definido la obesidad como el incremento del peso debido al aumento de la grasa corporal.
Se produce cuando el número de calorías ingeridas es mayor que el de calorías gastadas.
Muchos estudios han demostrado que los pacientes obesos presentan más enfermedad cardiovascular que las personas de peso normal.

Actualmente, se calcula el Índice de Masa Corporal (IMC) y según el valor obtenido se clasifica el nivel de sobrepeso.

 

Sedentarismo

La inactividad física se considera uno de los mayores factores de riesgo en el desarrollo de las enfermedades cardiacas, incluso se ha establecido una relación directa entre el estilo de vida sedentario y la mortalidad cardiovascular.

El ejercicio regular disminuye la presión sanguínea, aumenta el colesterol HDL y ayuda a prevenir el sobrepeso y la diabetes. Además, colabora a disminuir el estrés, que es considerado como otro factor que favorece la aparición de complicaciones.

La Asociación Americana del Corazón recomienda realizar entre 30 a 60 minutos diarios de ejercicios aeróbicos para reducir el riesgo de sufrir un infarto.

Antes de iniciar cualquier programa de entrenamiento físico se recomienda consultar con su médico.

Tabaquismo

El tabaco es el factor de riesgo cardiovascular más importante, con la particularidad que es el más fácil de evitar.
El fumar o estar expuesto a fumadores daña las paredes internas de las arterias, facilitando el depósito de colesterol en ellas.
Está demostrado que la incidencia de enfermedad coronaria es tres veces mayor en los fumadores que en las personas que no tienen este hábito.

Existen 3 mecanismos por los que el tabaco puede producir enfermedad coronaria o cardiovascular:

1. La nicotina desencadena la liberación de las hormonas adrenalina y noradrenalina que producen daño en la pared interna de las arterias.
2. La nicotina produce alteraciones de la coagulación, aumenta la capacidad de las plaquetas para unirse y formar coágulos (agregabilidad plaquetaria).
3. Fumar produce un incremento de los niveles de colesterol malo y reduce los niveles de colesterol bueno.

Ser mujer en etapa postmenopáusica

Las enfermedades cardiovasculares suelen manifestarse en forma más tardía en el sexo femenino que en el masculino.

La causa de esto radica principalmente en las cualidades protectoras de las hormonas durante el periodo fértil, las cuales tienen la capacidad de modificar el colesterol y dar protección vascular. Es por eso que luego de la menopausia los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares aumentan.

Antecedentes familiares

El riesgo de enfermedad ateromatosa aumenta si algún familiar en primer grado ha desarrollado una enfermedad coronaria o vascular.
También es importante el antecedente familiar de aneurisma de la aorta.

Estrés

Está demostrado que el estrés aumenta el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.

El estrés no puede eliminarse totalmente, es una reacción normal de las personas ante un evento externo, por lo que no es perjudicial en sí mismo, pero cuando se hace inmanejable, se genera un desequilibrio que puede llevar a aumentar el riesgo cardiovascular.

 

 


Alcohol


El consumo excesivo de alcohol puede elevar los niveles de presión arterial y triglicéridos y así aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares.

La ingesta moderada de vino tinto, máximo dos copas diarias, puede elevar los niveles de colesterol HDL.