
El diagnóstico se basa en la historia clínica del paciente, en la que el cardiólogo considera los factores de riesgo, las características del dolor y los síntomas acompañantes. La sospecha de enfermedad coronaria se confirma gracias a una serie de exámenes como elevación de enzimas cardiacas en la sangre, electrocardiograma seriado y ecocardiografías, entre otros.
Mediante un equipo especial de rayos se obtiene una coronariografía, en la que se pueden observar las arterias coronarias y determinar cuál es el área obstruida. Esta información, que se obtiene de inmediato y en tiempo real, permite efectuar una angioplastía que consiste en abrir el lumen y restablecer la circulación a través de la arteria. Si este procedimeinto se realiza dentro de las primeras tres horas de iniciado un evento cardiaco, es posible recuperar la entrega de oxígeno al área amenazada y evitar que se produzca un infarto al miocardio.
En el tratamiento de la enfermedad coronaria son fundamentales los cambios en el estilo de vida y controlar los factores de riesgo que son modificables como hipertensión arterial, hipercolesterolemia, obesidad y tabaquismo.
En algunas circunstancias especiales es necesario plantear la cirugía como una opción de tratamiento. Ésta consiste en colocar puentes arteriales o venosos que conducen la sangre más allá de la obstrucción.
|